ALIÉNTESE TU CORAZÓN

Algo muy triste está sucediendo en grandes iglesias del mundo, en donde a su paso van quedando muchos heridos y su llanto y lamento al parecer no tiene consuelo.

Con mucha tristeza puedo recibir algún testimonio de gente pidiendo ayuda, para que alguna iglesia pueda sátisfacer su necesidad espiritual, entran a las congregaciones esperando con desesperación que caiga una migaja de la mesa del Señor, pero se encuentran con una escasez mayor.
Bíblicamente, sabemos que esto ha de acontecer, pero la pregunta que nace es: ¿Habrá alguna esperanza para nosotros?

En el libro de Jeremías capítulo 31, El Señor dice:

Canten de gozo y alegría por el pueblo de Jacob,
la principal entre todas las naciones.
Hagan oír sus alabanzas y digan:
“El Señor salvó a su pueblo,
lo que quedaba de Israel.”
Voy a hacerlos volver del país del norte,
y a reunirlos del último rincón del mundo.
Con ellos vendrán los ciegos y los cojos,
las mujeres embarazadas y las que ya dieron a luz;
¡volverá una enorme multitud!
Vendrán orando y llorando.
Yo los llevaré a corrientes de agua,
por un camino llano, donde no tropiecen.
Pues soy el padre de Israel,
y Efraín es mi hijo mayor.

Naciones, escuchen la palabra del Señor
y anuncien en las costas lejanas:
“El Señor dispersó a Israel,
pero lo reunirá y lo cuidará
como cuida el pastor a sus ovejas.”
Porque el Señor rescató al pueblo de Jacob,
lo libró de una nación más poderosa.

Vendrán y cantarán de alegría en lo alto de Sión,
se deleitarán con los beneficios del Señor:
el trigo, el vino y el aceite,
las ovejas y las reses.
Serán como una huerta bien regada,
y no volverán a perder las fuerzas.
Las muchachas bailarán alegremente,
lo mismo que los jóvenes y los viejos.
Yo les daré consuelo:
convertiré su llanto en alegría,
y les daré una alegría mayor que su dolor.
Haré que los sacerdotes coman los mejores alimentos
y que mi pueblo disfrute en abundancia de mis bienes.
Yo, el Señor, lo afirmo.

El Señor dice:
Se oye una voz en Ramá,
de alguien que llora amargamente.
Es Raquel, que llora por sus hijos,
y no quiere ser consolada
porque ya están muertos.

Pero el Señor le dice:
“Raquel, no llores más;
ya no derrames tus lágrimas,
pues tus penas tendrán su recompensa:
tus hijos volverán del país enemigo.
Yo, el Señor, lo afirmo.
Hay una esperanza para tu futuro:
tus hijos volverán a su patria.
Yo, el Señor, lo afirmo”.
Amén
…gloriosas promesas.

Dios nos permita serle fieles y orar. Orar por el evangelio en la actualidad, por las iglesias en todo el mundo, por los sedientos y hambrientos que buscan consuelo. Por los extraviados, por la oveja que ha quedado rezagada, por la perniquebrada.
Dios nos guíe, Dios nos sustente, Dios nos libre.

Mi querido hermano y hermana, tu no le sirves a Dios derrotado, al adversario si.
Pero en este día levántate, hay mucho trabajo y Dios ha entregado en tus manos el ministerio de la reconciliación, eres un enfermero(a) asistiendo al Médico Divino.

Ve, lleva el aceite divino, para ser derramado sobre los que buscan consuelo.

Aliéntese tu corazón. Amén

Pastor DF

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