¿Qué tenemos que hacer para llevar a cabo tan enorme tarea?

PIDAMOS A DIOS OBREROS 

Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies. Lucas 10:2


Toda esa multitud que Jesús había visto desamparadas y dispersas como ovejas sin pastor, nos muestra también el abandono en el cual habían sido dejados por los líderes religiosos de la época. Una religión clasista, donde los que podían ser bien vistos por los lideres eran aquellos que tenían posibilidades económicas o influencias políticas. Ellos si eran bienvenidos en las sinagogas judías. La gente que Jesús visualizo como desamparados y sin rumbo, eran personas comunes y corrientes, sedientas de consuelo, de amor, de comprensión. El Señor los vio como una cosecha abundante, ya listos para la siega.

La recomendación que el Señor les hace a sus discípulos es que pidan a Dios obreros para la mies. El sabia que sus doce discípulos no eran suficientes, estaba también visualizando a aquellos que hasta el día de hoy nos dedicaríamos a tal tarea. Que hermoso es saber que estamos dentro de este equipo tan selecto de seres de luz que tenemos la misión de alumbrar el camino a otros. Que recurso mas importante el cual Jesús hace mención, como lo es la oración. La importancia de orar a nuestro Dios para que envíe más obreros a cumplir la misión encomendada.

La preparación en oración que todo discípulo de Cristo debe tener, es vital para impactar en las personas. Notemos como Jesús impacto en las vidas de estas personas, luego de visualizar la situación de ellos, inmediatamente inició procesos de sanación física, eso conlleva a sanidad espiritual también. Es la función social y espiritual que el evangelio produce en aquellos que lo escuchan. Nuestro reto es imitar y comenzar ya a producir ese impacto social y espiritual. Cada persona sanada físicamente era reincorporada a la sociedad, los judíos de esa época creían que las personas con enfermedades físicas eran impuros, y estaban pagando pecados de sus progenitores, por eso eran despreciados de sus sinagogas, Jesús llego a ellos, impactando en las sinagogas y en las multitudes desamparadas y sin guía.

Es un evangelio completo.

Debemos dejar nuestra comodidad e ir a buscar a las muchedumbres que van sin rumbo, debemos visualizarlas tal como Jesús nuestro Señor lo hizo, y rogar al dueño de la mies que nos envíe a trabajar, ya que ¡la mies es mucha pero los obreros son pocos!

Si usted siente que este es su llamado, no se demore, no espere que los demás cambien, no diga esperaré a que me den el permiso o me nombren. ¿Qué pasa si nunca lo hacen, cuando la voluntad perfecta de Dios (la Biblia) lo ordena?

Comience a prepararse. Para eso tiene que haber tomado la decisión de seguir a Jesús como el Señor de su vida. Tiene que dar a conocer con su ejemplo ese llamado, comenzando desde su Jerusalem.

Si todavía no lo ha hecho, le invito a tomar ese camino, debe de estar Jesús en su corazón y el Espíritu de Dios guiándole, debe negarse a usted mismo y vivir solo para Dios.

Pr David Fuentes

SE NECESITAN JEREMIAS

Dios es un Dios de propósito. El no obra al azar ni por capricho.

”Ningún juicio, castigo o reprensión responden al capricho divino. Siempre son fruto de la justa respuesta de Dios al pecado y la rebelión. Dios nos ama y permite la calamidad sólo como último recurso para restaurar la justicia”. El juicio de Dios no es una simple expresión de Su ira, sino un acto de justicia y amor. El juicio de Dios viene a menudo seguido por la compasión y la restauración a causa de su amor. Dios no desaprovecha el sufrimiento, pues Dios siempre tiene propósitos. Nosotros en consecuencia debemos aprender a no desaprovechar nuestras aflicciones.

Jerusalén la otrora ciudad gloriosa estaba reducida a ruinas y desolación: ¡Cómo ha quedado sola la cuidad populosa! La grande entre las naciones se ha vuelto como viuda, la señora de provincias ha sido hecha tributaria” Lamentaciones 1:1. Esa situación comprimía y quebrantaba el corazón de Jeremías, quien lloraba con amargura y dolor inconsolable por el estado de devastación en que se encontraba Jerusalén: “Porque muchos son mis suspiros, y mi corazón está adolorido.” Lamentaciones 1:22b. En el corazón de Jeremías resonaban las voces de los niños hambrientos, el horror de las mujeres que cosían sus propios hijos para comérselos, las cenizas del templo reducido a escombros, y de la ciudad deshabitada y desolada a causa del cautiverio y exilio del pueblo.

Quizás en algún momento hemos criticado a Jeremías como el profeta llorón, pero su sufrimiento no era por el deseo de no obedecer mas a Dios, sino por la tristeza de un pueblo que desoía la voz de Dios.

Mi pregunta es: ¿Sufrimos por el que no quiere oir, por el que no atiende al llamado de amor de Dios? ¿Estamos verdaderamente quebrantados por los muchos que vagan sin paz, criticandolo todo mientras se desmoronan sus muros, templos e instituciones frente a sus ojos, mientras se llevan cautivos a sus hijos por no humillarse ante Dios?
Es estéril “entregarse a las quejas y la murmuración” cuando se está sufriendo debido a los propios pecados. En lugar de quejarnos por las consecuencias de nuestras equivocadas acciones y errores, “escudriñemos nuestros caminos y explorémoslos, y volvámos a Jehová”. Lo más sabio es arrepentirse y rectificar nuestra conducta Lamentaciones 3:39-42.

¿Hemos hecho confesión por los pecados de todos?
Alguien dirá, ¿Por qué voy a confesar pecados por otros, por qué me voy a afligir por otros o dejar de dormir por otros?

Aprendamos de Daniel, ¿Cuántas veces pide perdón incluyendose en la suplica a Dios, cuando él era un varón recto? cuente cuantas veces usa la palabra “hemos”.

Y oré al SEÑOR mi Dios e hice confesión y dije: Ay, Señor, el Dios grande y temible, que guarda el pacto y la misericordia para los que le aman y guardan sus mandamientos, hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hecho lo malo, nos hemos rebelado y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas. No hemos escuchado a tus siervos los profetas que hablaron en tu nombre a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo de la tierra. Al Señor nuestro Dios pertenece la compasión y el perdón, porque nos hemos rebelado contra El. Daniel 9:4-6,9

¿Me incluyo yo en la caída de mi hermano, de mi pastor o la decadencia de la iglesia?, si no es así mucho menos lo haremos por el resto del mundo.

Si Barrabás tomó el lugar de Cristo, para que Cristo tomara el lugar de Barrabás, ¿Tomarías tú el lugar del drogadicto, del borracho o ladrón? ¿Tomarías el lugar del pecador, sufrirías por él y/o orarías en su lugar por intercesión?

Dios nos sensibilice, para llorar verdaderamente por la condición en la que nos encontramos y en la cual se encuentra todo el mundo y podamos ser moldeados a la manera de un siervo que tenga pasión y compasión por las almas (Mateo 9:36-38)

Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. Lamentaciones 3:22-23

 

Pastor David Fuentes