“Sembráis mucho y recogéis poco; coméis, y no saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal (tiempo completo) recibe su jornal en saco roto (todo lo que ganas se va como agua). ¿Por qué? Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia casa.” Hageo: 1:6:9
Al parecer describe claramente la situación de muchos hermanos. situación que parece estar empeorando en vez de solucionarse. Hay principios que no pueden ser ignorados y si se ignoran. Cuando las cosas no van bien, lo que debemos de hacer es “pararnos en los caminos y preguntar” (Jer. 6:16) ¿Si nos esforzamos tanto por qué no mejora nuestra situación? Quizás podemos referirnos solo a las cosas materiales, pero creo que deberíamos de incluir todas las áreas de nuestra vida.
¿Todas? Si, todas.
Familiar, estudios, laboral, social, espiritual, etc.
El Libro de Hageo, claramente nos indica donde está el problema: “Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia casa”.
Esto quiere decir que cada uno de nosotros busca lo que nos parece más importante, pero dejamos de lado lo esencial …las cosas de Dios, su presencia en nuestras vidas.
En el libro de Hageo cap. 1, Dios le advierte al pueblo, que todo el tiempo que ellos están empleando es solo para afianzar o estabilizar su situación personal, pero que se han olvidado de su promesa de construir el Templo del Señor, y hasta llegaron a dar excusas para no ocuparse de ese tema.
Hoy, cuando hemos iniciado el año 2018, y el modelo de bienestar de la sociedad actual se basa en la posesión y acumulación de bienes, y la cultura no consiste en prohibiciones sino en ofertas, es cuando Dios hace un llamado nuevamente a su pueblo para que examine sus pasos, ¿Estamos haciendo la voluntad del Señor, o estamos siguiendo los pasos del mundo? ¿Está nuestro corazón puesto en las cosas de Dios o toda nuestra atención gira en base a los logros, títulos y/o la comodidad en esta tierra?
Si Dios quería que su pueblo se diera cuenta de la manera tan indigna en que se estaban comportando, y a través del profeta, pretendía llevarles a una reflexión personal que les hiciera ver la situación de complacencia y egoísmo a la que habían llegado, ¿Cuánto más hoy con nosotros?
Oh amados, el frio, el calor, la casa nueva, el plasma, o los sillones de lujo no deberían de quitar el deseo o por qué no decirlo, el deber principal de ir, de participar, de estar, de colaborar en “La casa de Dios, el lugar de reunión. Recuerda que estabas cautivo y que hiciste promesas después de tu largo y penoso exilio.
En Malaquías 1:6 Dios nos dice: El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? y si soy señor, ¿dónde está mi temor? …
Ten cuidado, que el olvido se ha tomado de la mano con el desamor y buscan destruir a los hijos de Dios.
Amén
Pastor DF
