La entrega del evangelio es como cuando un mendigo le dice a otro mendigo donde escontrar pan.

Si tratáremos de entrar en la ciudad, por el hambre que hay en la ciudad moriremos en ella; y si nos quedamos aquí, también moriremos. Vamos, pues, ahora, y pasemos al campamento de los sirios; si ellos nos dieren la vida, viviremos; y si nos dieren la muerte, moriremos. 2 Reyes 7:3 y 4

La lógica de los leprosos, “si nos quedamos aqui, vamos a morir, si entramos nos pueden matar y si salimos nos pueden matar, la única diferencia es que por los menos los de afuera tienen comida, probemos, puede que nos tengan lastima y nos tiren algo de comida y podamos seguir viviendo un poco mas”.

El problema en nuestros días es muy similar y Dios nos llama a tomar una decisión, hay personas que saben su estado y condición y que así como van la muerte y el fracaso es inminente, pero se quedan esperando, los leprosos nos muestran que de pronto puede haber una salida y cuando la encontraron, pudieron ser de bendición para otros dando las buenas nuevas de donde encontrar alimento.

En Inglaterra, los Estados Unidos y en muchos otros países, las iglesias actualmente están siendo sitiadas por el enemigo, las antiguas iglesias con sus sistemas tan estrictos, tienen que vender o ceder sus templos ya que ya no hay alimento dentro de ellas para sus miembros.

En nuestro trabajo hemos encontrado a esos leprosos, por las calles y plazas, gente totalmente destruida, y le hablamos de Dios, pero como nosotros no tenemos templos les enviamos a las iglesias cercanas, pero … varios de ellos nos han contado que no los aceptan, sus tatuajes, mal aspecto, olor y pobreza asusta y son rechazados.
…no hay lugar para ellos.
…Si se quedan en la perdición van a morir, pero si entran en estas “iglesias” (al estilo Samaria) también van a morir.
¿Qué haremos frente a esta relidad?
¿Será una coincidencia, estaremos mal en comparar a Samaria con la iglesia?

Tenemos que estudiar esta realidad.

En todos estos sistemas por un lado está “Nuestra doctrina, nuestro credo, nuestra fe”, “nuestro logo”, que defendemos tanto, y por el otro “nuestros hechos”, “nuestra labor y el resultado”

Al mirar la situación en el mundo entero, creo que debemos de redirigir nuestros objetivos, cambiar y ceder a nuestros dogmas, arrepentirnos y buscar a Dios de todo corazón.

...si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. 2 Crónicas 7:14

Debemos de cambiar nuestras banderas o logos por la cruz. Y nuestra ambición por unción. Nuestros logos e instituciones son verdaderos idolos.

Debemos de alinear nuestro corazón al corazón de Dios, y buscar la revelación de la gracia redentora a través del Espíritu Santo, solo de esta manera podremos morir cada día a nuestros propios argumentos, que siempre han sido el obtáculo para llegar a ser en exactitud al modelo que el Padre nos ha enviado del cielo.
A la verdad en alguna manera hemos engañado o estamos engañando a los que nos apoyan y sustentan, nos hemos llenado de ordenamientos, programas y doctrinas de hombres para controlar a los que Cristo ha hecho libres, confundiendo el mensaje simple del llamado a la santidad.
Nos hemos auto-proclamado: embajadores de Dios en la tierra, hermanos ejemplo o el ángel de la iglesia, cayendo en las mismas trampas de corrupción que ha caído el mundo.
Hemos cambiado oraciones por ofrendas y cuidado pastoral por diezmos.

Condenamos sin saber por qué condenamos y permitimos sin saber por qué permitimos. De todo hacemos una doctrina y todo lo institucionalizamos.
Repetimos lo que condenamos y al final tropezamos con las prohibiciones que hacemos a otros.

Predicamos el perdón y la misericordia pero negamos el saludo a los que han tropesado, a los que también son hijos de Dios pero tienen un templo en la otra esquina.
Es aceptable que las denominaciones tengan diferentes doctrinas, pero hemos creado muros tan altos que ni siquiera podemos saludarnos.
¿Cuál es nuestro peor pecado, el pecar después de haber recibido a Cristo, o el pecar otra vez después de haber apelado a su misericordia después de haber recibido a Cristo?

¿Cuál será el mejor estado, haber conocido a Dios desde que nacimos o recien estar aprendiendo de Él? ¿Qué provecho tendrá el haber aprendido tanto, si Dios igual nos dirá “no os conozco”?
Ahora entiendo, tiene mucho mas sentido lo que había escuchado, que los últimos pueden ser primeros y los primeros postreros.

Oh hermanos, que triste condición es estar en el mundo, perdido y sin Cristo, pero mayor que eso, es la tragedia del que se encuentra perdido dentro del camino.

…Mientras no nos identifiquemos con Dios estaremos solo lidiando con el materialismo, orgullo, poder y el placer ilimitado (Eclesiastés 2).

Postrémonos, humillémonos entre las bancas y el altar a llorar al Dios vivo, nos ha hecho mal la bendición, somos culpables de permitir que la iglesia se transforme en secta por cuidar el sustento, pero creo que dentro de muchos cristianos, todavía hay un corazón que gime ante Dios.

Ven amigo, Él te llama, …y a la vez te dice: “Sin mi no podrás venir”.

Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas. Apocalipsis 14:6-7

Pastor Misionero David F. Fuentes
E-mail: david.fuentes@messiahmissions.org
+1 3363063563

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