Antes del quebrantamiento es la soberbia, Y antes de la caída la altivez de espíritu. Proverbios 16:18
¿Qué podemos decir de la soberbia? Si hasta la misma respuesta podría estar cubierta de ella.
La soberbia la podríamos definir como una pérdida de la mente, una conducta altiva y un menosprecio hacia lo que el otro es, un apetito desenfrenado de ser preferido antes que otros, satisfacción y envanecimiento por la auto contemplación, orgullo excesivo de los propios logros y deseos desenfrenados de exhibirlos, menosprecio, falta de reconocimiento a los semejantes, la soberbia es una psicopatología individual y cultural adornada con humanismo, es una respuesta a la depresión, la persona que recibe este terrible pecado tiene actitudes neuróticas, se convierte en un seductor, manipulador, quiere ser siempre protagonista, su ego contracara de su baja autoestima lo transforma en egoísta, arrogante, vanidoso, cínico, tiene carencia de empatía necesaria para crear vínculos sinceros con otros, nacen intereses deshonestos, tiende a la búsqueda de la admiración, todo lo que realiza es para mostrar su propia gloria, adula de ser perfecto, infalible, existe un adormecimiento a compartir el dolor y el sufrimiento de otras personas, nacen sentimientos paranoicos, usualmente se sienten perseguidos, severa inclinación a inculpar a otros de acciones que le son propias, expertos manipuladores, promueven grupos de cómplices contra aquel que cuestiona sus ideas o criterios, camina de la mano con el narcisismo, es prepotente, arrogante, muestra una apariencia de gran seguridad e invulnerabilidad, pérdida de memoria, olvido de quien realmente es y de donde viene, apunta siempre al logro material y cuando llega al éxito, debe seguir creciendo para no caer en una depresión, es adicto, insensible, sacrifica su medio natural en pos de logros económicos, personalidad altanera, que trata a los demás en modo imperativo, con tono desvalorizante, absoluto, menospreciante, confía demasiado en sí mismo, cree que nadie puede hacer las cosas como él las haría o que se puedan realizar más allá de sus propias posibilidades, vanaglorioso de las ventajas que tiene sobre otro, se mantiene adherido al propio juicio, inflexible, presenta cuadros de miedo a no ser aceptado, a no ser considerado, respetado o amado, depresión cuando otros realizan las actividades que él hacía, ansias de poder, excesiva autoestima, deseo de ponerse por encima de los demás, confabula planes ganando adeptos a través de engaño, conspira contra toda autoridad por su egocentrismo, y al final, la soberbia hasta se encarga de destruir con el orgullo a su víctima, que aunque este se vea enfrentado a la verdad y sepa cuál es su fin, no acepta su equivoco sino pretende morir defendiendo su postura.
Como cristianos, mucho podemos saber de la biblia y además tener una vasta experiencia, estar a cargo de enseñar o dirigir una iglesia, pero no podemos dejarnos gobernar por este mal ya que el carácter fundamental de cada cristiano debe ser de “siervo”, el soberbio busca señorío, la palabra de Dios nos dice: Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos. Mateo 20:25-28; la soberbia impide ver, oír y actuar con sabiduría (Daniel 4:30-37)
Si encuentra a alguien ya sea joven, señorita, hermano, hermana, guía o pastor que no sea el servidor de sus hermanos, posiblemente habrá descubierto a un soberbio.
¡Cuidado! La peor caída del hombre es cuando este se encuentra en la ola más alta del éxito.
Solamente hay una sola salida para librarse de este pecado o enemigo mortal llamado “Soberbia”: Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo. 1 Pedro 5:6
Dios nos manda a nosotros a humillarnos si no lo hacemos, tengamos cuidado, él lo puede hacer, Daniel 4:37
Pastor DF