LOS PERRITOS SE CONVIERTEN EN PERROS

Había una vez, un niño pequeño que siempre les estaba pidiendo a sus padres que le permitieran tener un perro en casa, sin embargo, los padres siempre se negaban diciéndole ‘No puedes tener un perro porque no eres lo suficientemente maduro o responsable para atenderlo y además, un perro volvería la casa un completo desastre’. Pero el niño continuaba insistiendo ‘¡Quiero un perro!’. 

Un día, uno de sus amigos le regaló un cachorrito y él se emocionó mucho, pero recordó que sus padres no estarían de acuerdo con su nueva mascota, así que decidió esconder al cachorrito debajo de su cama. Lo metió en una caja para que no se saliera del cuarto y cada mañana lo alimentaba con las sobras del desayuno. El niño pensó ‘lo mantendré oculto debajo de la cama y nadie se dará cuenta, todo va a estar bien. Yo estaré feliz de tener mi mascota y mis padres serán felices porque no lo sabrán y todos seremos felices’. Pero, ¿Algo olvidó este niño?

Los pequeños perritos se convierten en grandes perros.

Eventualmente, este cachorrito comenzó a crecer y crecer y un día salió ladrando porque no soportó seguir en una caja debajo de una cama, comenzó a correr y llevándose todo a su paso por delante. Cuando esto sucedió se dio cuenta la mamá y el papá y preguntaron ‘¿de dónde salió ese perro?’, hasta allí llegó la supuesta felicidad.

 

Enseñanza: Esos pequeños pecados que usualmente pensamos que no son ‘la gran cosa’ tienen su modo de hacerse notar con el tiempo, ¿no es así? Antes que te des cuenta, ellos vendrán saltando a lo largo de las etapas de tu vida, haciéndose cada vez mas y mas grandes.

…la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. Juan 1:7

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