Gracias a Dios que me reuní en el aeropuerto Internacional de Tocumen, Panamá; con nuestros hermanos misioneros provenientes de Bolivia, Argentina y Chile, el 23 de septiembre del año en curso. En total ocho. Gloria a Dios.
Agradecidos ya que Dios nos permitió gustar de esta hermosa bendición, de abrir este nuevo surco, y plantar la semilla del evangelio.
Al llegar al aeropuerto esta vez no tuvimos quien nos fuera a recibir ya que nuestro hermano que trabajaba en Panamá y nos había ayudado anteriormente está trabajando actualmente en Chile.
Había quedado con una información de una casa distante aproximadamente 34 kilometros de la ciudad de Panamá en un lugar llamado La Chorrera, así que llamé a esa persona y me contó que justo ese día se habían cambiado los arrendatarios y la casa está dispuesta para los misioneros, gloria al Señor.
Tomamos un vehículo desde el aeropuerto, que nos llevó al terminal de buses de ciudad de Panamá y desde alli tomamos un bus y nos dirijimos a La Chorrera, desde ese lugar en la carretera, esperamos otro vehículo que nos llevó a la casa que ibamos a ocupar, allí estaba su dueña esperandonos, hoy nuestra hermana Irma.
Arrendamos esa casa por $100 US
Llegamos de noche a ese casa desocupada y lamentablemente en ese momento no había agua, tampoco teníamos muebles, utensilios de cocina, etc.
Allí tendimos nuestros sacos de dormir y nos dispusimos a descansar. Al siguiente día comenzamos el trabajo de predicación.
Hacía mucho calor, pero Dios nos permitió entregar de su palabra. Muy extrañada la gente, ya que para ellos no es costumbre de escuchar el pregón del evangelio en la calle.
Que hermoso fue como Dios permitió que nos prestaran una mesa, cinco sillas, dos banquitas y unos utensilios de cocina, fuimos a comprar una cocina electrica y lamentablemente no nos sirvió, pero también alguien nos prestó una cocina a gas. Con mucha calma cada día esperamos el alimento el cual disfrutamos con mucho gusto, cada día comida internacional: de Chile, Argentina, Bolivia y Estados Unidos, preparada por cada misionero.
En un ambiente de busqueda de Dios, ayunos, oraciones nocturnas y mucho clamor, enfrentamos este trabajo. Alguien nos advirtió que nos estaban tratando de hacer daño ya que en ese lugar tambien existe la santería, pero nada nos aconteció ya que Dios protege a sus hijos.
Cada día ganabamos nuevas experiencias, que hermoso era ver a estos misioneros hablando con las personas y en pocos minutos poner las manos sobre ellos ungiendoles y también al predicar persona a persona el evangélio descubrir cuanta necesidad había de Dios en cada corazón.
Nos sentimos muy gozosos de la respuesta de la gente, pero a la vez nos da mucha tristeza saber que tenemos que regrezar a nuestras iglesias, nuestro hermano Hector Sobarzo de la iglesia de Neuquen Sur, Argentina, ha sido elegido para quedarse un tiempo mas Dios mediante, esperando el apoyo necesario mientras él está aqui, y a los refuerzos también, que vendrán a trabajar con él.
Esperamos que Dios toque los corazones en nuestra iglesia, para hacerles saber donde es necesario invertir en los tiempos que estamos viviendo.
He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega. Juan 4:35
No tuvimos las comodidades propias de nuestras casas ni los recursos necesarios para obtenerlos, pero vimos como el Señor unió a este grupo con un solo propósito: “Predicar a Jesucristo” …y hacerlo con gozo.
En este grupo misionero participaron: el hermano Hector Sobarzo de la Iglesia de Neuquen Sur, el hermano Junnior Villegas de la iglesia de Oruro Central, el hermano Pelagio Sequeiros de la iglesia de Tarija, el hermano Patricio Gamboa y el hermano Ricardo Villagra de la iglesia de Talagante, el hermano Luis Salazar de la iglesia de Linares, el hermano Fernando Soto de la iglesia de La Cisterna y el Pastor David F. Fuentes.