RE: De mi diario de misiones a Angola
Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de los gentiles, A fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra. Hechos 13:47
Llegué al aeropuerto Internacional el día 14 de febrero a la 13:30 horas del día 16 de mayo.
Lamentablemente no había nadie esperándome; pero gracias a Dios, después de algunas horas logré comunicarme con la hermana Tina y ella envió a su esposo a buscarme.
Paso a relatar lo que fue esta misión:
No he podido encontrar una forma de comunicarme hacia Chile o Estados Unidos como quisiera, pero estoy bien gracias a Dios.
Aquí las cosas que pasan de repente quitan toda esperanza y en otro momento nos animan a seguir. Creo que hay muchas cosas que dicen NO a este proyecto de venir a abrir obra acá, pero lo que hace la gran diferencia a todos los lugares que he conocido, es que aquí la gente tiene necesidad de Dios, no es como en nuestros países en América que ya la gente muestra que ya está cansada del evangelio, aquí hay mucho que hacer, pero lo resumo solo de esta manera, “aquí hay que venir a morir”. Esta obra requiere de vidas entregadas y consagradas, para poder realizar este trabajo, cuando hemos vivido aquellos momentos de humillación, por parte de algunas personas o hemos quedado sin transporte para movernos de un lugar a otro con nuestro hermano Gabriel Dos Santos, vagando en la ciudad 3 días sin llegar adonde están nuestras maletas, sin cambiarse ropa o afeitarse, sin dinero, etc. Dios muestra algo nuevo, por ejemplo ayer nos quedamos en Luanda sin la posibilidad de volver por nuestras cosas a “Viana” lugar en donde vive la hna. Tina y en donde están nuestras cosas, caminamos como una hora por la ciudad, hasta llegar a un lugar en donde salen las micros hacia donde debíamos dirigirnos para pasar la noche, caminamos entre una nube negra como un atardecer de invierno, en calles polvorientas y salidas de drenajes con aguas podridas, entre un gentío de personas, tratando de sobrevivir, pidiendo, vendiendo lo que pudieran. Allí, por entre esas calles caminábamos nosotros, y les decíamos, ‘Bon día a palabra de Deus’, ‘Deus te abenzoe’. (Ofreciendo tratados en portugués)
Si hubiese estado en mi lugar, viendo esas caras, esos ojos grandes y rojos, es como que muchas personas tuvieran no sé, infección a los ojos, como derrame, son manchas rojas, algunos dicen que son secuelas de la guerra, manos extendidas y diciendo ‘brigado pastor’, ‘brigado pastor’, sin decirles a ellos que soy pastor la mayoría me decía pastor.
Llegamos a un lugar a tomar el bus y había como 80 personas en una fila esperando subir al bus, finalmente después de esperar nos subimos, fuimos los últimos, tuvimos que subirnos cuando ya el bus estaba en movimiento, y allí pudimos entrar y le dije al hno. Gabriel: “repartamos los últimos tratados”, y allí comenzamos a dar los tratados y se nos acabaron y desde atrás del bus decían aquí pastor otro más, otro más. “Bueno” -le dije al hno. Gabriel- “ya que se nos acabaron los tratados y la gente tiene hambre, prediquemos” y allí el hno. Gabriel le dice al conductor: “Señor conductor, baje el radio por favor que voy a predicar el evangelio”. El chofer bajo el radio y empezó el hno. Gabriel a predicar y de pronto comenzaron a alegar algunos, yo no entendía totalmente; pero me di cuenta después que los que estaban atrás del bus no escuchaban, así que estaban pidiendo al hno. Gabriel que fuera a predicar al medio del bus. Yo estaba predicando al frente, allí ellos escucharon atentos y después seguimos predicando a las personas que estaban cerca, todos preguntaban: ‘¿Dónde está la iglesia’, ‘donde está la iglesia?’ nos pedían biblias y que les fuéramos a visitar.
Bueno, después de esta experiencia, llegamos a nuestro destino.
Al día siguiente, nos conseguimos un automóvil para ir a buscar nuestras cosas y el camino polvoriento y lleno de gente por esa carretera de hoyos, nos paró un policía sin ningún aspecto de policía y nos pidió los documentos. Todo estaba bien hasta que descubrió que los papeles del auto no estaban al día, nos amenazó con quitarnos el vehículo, y retenerlo por 45 días y pagar una multa y además $25 dólares diarios por tener el vehículo retenido. El hno. Gabriel le ofreció para un refresco y más se enojó aún más y dijo: “Ud. piensa que yo estoy aquí para tomar refrescos, estoy aquí para hacer cumplir la ley, así que les pido 3 cabezas”, y eso significaba que nos pedía $300.00 dólares, tan solo teníamos $200.00, así que tuvimos que darle todo nuestro dinero. Nos quedamos sin dinero otra vez y ahora sin saber qué hacer, teníamos que ir a buscar nuestras cosas y además pagar $100.00 dólares por un día más de custodia por nuestras cosas en ese hotel.
Desanimados llegamos a Viana, pero gracias a Dios nos recuperamos dentro de la tarde. Ese día fuimos a la farmacia con el hno. Gabriel, ya que de tantos mosquitos que me han picado, él teme que me dé el paludismo, que es la reacción que viene después de ser picado por estos mosquitos y si eso no se trata a tiempo, viene la malaria.
Bueno, creo que Dios está tratando de purificarme en este lugar, pero les diré algo, de todas las personas que reciben el evangelio a medida que van conociéndonos, algunos nos preguntan de los planes que tenemos para el futuro les hemos contestado que regresaremos pronto Dios mediante, para establecer la obra del Señor acá, y ya todos dan por hecho que nosotros somos los que vamos a volver, así lo están ya comentando los familiares del hno. Gabriel y la hna. Tina.
El hermano Gabriel tiene un primo que es general de ejército y nosotros le hicimos una visita. Cuando nos conoció, nos invitó a quedarnos en este lugar Benfica, y nos arrendó un cuarto de hotel por 5 días, también nos ofreció su ayuda para pagar un lugar en Benguela, hacia donde planeábamos ir la siguiente semana, distante aproximadamente 400 kilómetros de la capital, dicen que es muy parecido a Valparaíso con Viña del Mar, ya que allí está uno de los principales puertos de África. El primo del hno. Gabriel quiere que hablemos del evangelio, de los proyectos que tenemos, eso es muy positivo; pero él es una persona muy ocupada, a veces reta al hno. Gabriel señalando que no ha hecho nada en la vida, después agrega ‘yo te voy a ayudar’-le dice- ‘la familia dice que tú estás loco, pero yo te voy a ayudar’, y él ya da por hecho que el hno. Gabriel y yo iremos a buscar a nuestras familias a Chile y Estados Unidos y regresaremos a Angola.
Bueno, aquí estoy, en este lugar, clamando al Dios vivo para que me dé buena salud, sé que es un continente que ha sufrido mucho la pobreza, las diferentes plagas de enfermedades, guerra, hambre. Es un país de una cultura muy diferente a la nuestra y entiendo que para traer la bendición del evangelio a este lugar requiere de una gran inversión, pienso que si trabajamos acá ya establecidos, fácilmente podría haber una cosecha de aproximadamente 500 almas al año, podemos pensar que la iglesia pronto sería muy grande, pero también debemos de entender que el 99% de ese grupo, son personas extremadamente pobre. Estamos orando y pidiendo a Dios dirección en todo, mi trabajo acá no es hacer promesas y/o proyectos por mi cuenta, yo estoy aprendiendo y anotando todo para presentar un informe y posteriormente quedar a la espera de lo que me diga mi Superintendente. A todos les digo eso, para que además sepan que no estoy solo, sino que tenemos una iglesia organizada.
Yo quiero que Dios hable y dé señales, eso estoy pidiendo, pero la vida acá es muy diferente a todo el resto del mundo. Los terrenos están muy caros, hay casas de multimillonarios en medio de tanta pobreza, suciedad, tierra roja, pestes y enfermedades, un ambiente post guerra, es terrible, no todos tienen una educación formal. Cuando he estado en Viana (Que en distancia es como ir de Santiago a Buin) no vi una sola persona blanca, solo uno que otro en la ciudad.
Pienso en las exigencias para los futuros misioneros que vendrán a este lugar, en donde hay tantas enfermedades y tanto por hacer, para mí este campo sí representa uno de los retos más grandes que he tenido, como misionero.
Quiero resaltar que en medio de todas las adversidades que hemos tenido, también hemos visto la gloria de Dios. Una noche muy claramente recibí un mensaje de parte de Dios. En el sueño, entraba a un lugar en los cielos, y se celebraba una recepción de bienvenida para mí, me sentía muy pecador y no quería entrar, porque entendía que no era digno y luego, vi aparecer un lienzo largo y grande que decía: “Entra, Cristo te justifica”. Ése fue el sueño y estoy contento a pesar de tantas cosas que he vivido, estoy contento, porque sé que no estoy solo.
La comida también es diferente, por ejemplo, anoche comí gusanos, dicen que tienen mucha proteínas, aquí hay mucha necesidad de educación en varios aspectos, y además es un país muy caro para vivir, no he podido encontrar terrenos por menos de medio millón de dólares, hay que tener mínimo $100 (dólares) para comer diariamente y si quisiera arrendar una casa regular, sale como $5000 (dólares) al mes; claro está que hay personas que ganan mucho dinero. Es una nación con una gran necesidad de sanidad mental, ya que todavía se ven las secuelas de la guerra, ellos ya dejaron las armas, pero todavía están armados mentalmente. Por ejemplo, nos prestaron un vehículo para trasportarnos, pero hay que manejar con mucho cuidado, ya que las calles están repletas de gente tratando de sobrevivir, tratando de vender algo y si yo atropello a alguno de ellos, tengo que arrancar y entregarme en otro lugar a la policía, ya que si me quedo allí me pueden matar las otras personas, pues todavía hay algunos que hacen justicia con sus propias manos. Son situaciones que quizás nos pueden asustar, pero me he dado cuenta de que Dios está con nosotros, hemos predicado en las micros y en las calles, repartimos tratados y se nos acaban, todos quieren oír y todos quieren que ore por ellos para recibir bendición, eso es lo más hermoso de este lugar que la gente está hambrienta de Dios, vengo de una nación, Chile, que me dio la bendición de oír el mensaje de salvación, y ahora estoy trabajando en otro país cuna del evangelio en América, Estados Unidos, pero me he dado cuenta de que en muchos lugares a la gente ya no les hace falta Dios, ya están hastiados algunos de la búsqueda y la consagración, ya no extienden sus manos como en este lugar para recibir un tratado y quedan con rostros tristes, esos ojos grandes y con manchas rojas, diciendo: “a mí pastor”, “a mí pastor…”, y yo les digo: “no tengo más tratados”. Aquí, hay hambre de Dios, hambre, sed de Dios. Espero en el Señor que mi iglesia no se asuste, ya que el único problema es que la inversión para comenzar la obra en este lugar, demanda mucho. Además, quien venga a este lugar a trabajar, tiene que venir dispuesto a todo, a todo.
Bueno, seguimos orando y pidiendo a Dios que nos dé salud, ya que hay que cuidarse mucho.
En estos días, hablaremos con el vice ministro de educación y si él lo permite, le explicaré nuestro propósito de estar acá y veremos si hay alguna respuesta positiva, ya que de eso también depende que la iglesia pueda ser aceptada o incorporada en forma legal dentro del país.
También viajaremos mañana a Benguela, una ciudad a unos 500 kilómetros de Luanda y allí estaremos viendo la posibilidad de estudiar si el evangelio puede comenzar en una provincia, ya que es más barato, estaremos visitando dos tribus, espero ser bien recibido, si me reciben escucharán el evangelio y ofrecerán comida, si nos rechazan nos sacaran a golpes, así de fácil, a pesar de todo acepto el reto, ayer estuve comiendo una comida muy especial, gusanos cocidos.
África es para valientes y eso le estoy pidiendo a Dios, que me dé valentía. También espero que Dios haga milagros, ya que cada día hay un nuevo y gran desafío. Hoy comencé con una enfermedad al estómago tremendo, pero ya estoy tomando algunas medicinas, creo que ya he bajado de peso.
¡Oh Dios ten misericordia de Angola! Y de esos niños que juegan con aguas servidas en medio de una ciudad que no puede todavía ver el hermoso color del cielo. De la juventud, traumada por la guerra, de esas mujeres cargando con sus bebés en la espalda y grandes pesos en sus cabezas. ¡Pon tus ojos sobre África mi Dios y trae a ellos, PAZ! Amen.
En este momento, estamos en una provincia de Angola, distante aproximadamente 550 kilómetros de la capital Luanda, viajamos en bus ayer a las 6:30 AM y llegamos a las 17:30 horas, luego salimos de ese lugar como terminal y tuvimos que tomar una moto, (taxi) para salir de ese lugar hasta una avenida. Y tomar un vehículo (candonguero) para Restinga, un lugar en la ciudad de Lobito, puerto principal de Angola.
Aquí la moneda nacional es: Kwanza y un dólar son 75 Kwanza, pero las cosas son muy caras; por ejemplo, la noche en una residencial cuesta 1350.00 Kwanza aprox. US$200.00
Bueno al llegar vimos por las calles la pobreza que hay en este lugar, y la gran necesidad de Dios, anoche salimos a caminar con el hermano Gabriel y en menos de 5 minutos nuestra ropa estaba húmeda y se pegaba a la piel. La ropa se pone como más gruesa y molesta en el cuerpo, allí tratando de movernos mucho para evitar que los mosquitos nos picaran, comenzamos a entregar la palabra de Dios, caminamos como 30 minutos y nos devolvimos ya sin más tratados y cuando íbamos por la calle unos señores nos llamaron y dijeron que por favor le diéramos a otras personas que habían llegado un papelito con el evangelio, con mucha tristeza les explicamos que ya no teníamos mas y que volveríamos después a entregar otro tratado. Todo esto nos muestra la gran necesidad que hay de Dios en este lugar y además como la gente pide que le llevemos la palabra del Señor.
Bueno nuestro plan es salir hoy a la ciudad de Benguela y predicar en el centro y entregar tratados, nos han dicho que nunca nadie ha hecho esto, veremos cómo nos reciben.
Respecto a la salud, es muy difícil estar bien acá, esos mosquitos traen la malaria, pero si no da la malaria, producen enfermedades de otro tipo, ya sea al estómago, afecta la presión sanguínea, el ánimo, trae fiebre, etc.
Y ya he sido picado por muchos mosquitos.
Estamos en este momento en un lugar que nos han cobrado 500 Kwanza por entrar a Internet, pero nuestro deseo también es comunicarnos con nuestras familias, ya que eso nos ayuda también. No sé, siempre he viajado a otros países a predicar y no he sido afectado en esta manera, pero acá que hay un ambiente tan diferente, tan hostil en lo espiritual, se siente una presión de miles y miles de espíritus que nos rodean, nos analizan, nos persiguen y al llevar esa presión con nosotros tenemos que recurrir a ese contacto con nuestras familias y hermanos. Personalmente me cuesta mucho visualizar a una familia de nuestra cultura trabajando acá, a no ser que sea alguien llamado por Dios a realizar esta labor. Por todas las calles polvorientas, secas de vegetación, vacías de Dios; hay personas con gran necesidad. La pregunta es: ¿Cómo podemos hacer para que ellos reciban lo que nosotros hemos recibido? He abrazado a niños y pienso en los míos, esos pequeñitos jugando con las aguas contaminadas, comiendo cosas que nunca había imaginado, es muy triste ver, por ejemplo, a esas mujeres cargando con sus hijitos en la espalda y vendiendo cosas a 35 o 38 grados de temperatura, con moscas y faltos de una sombra. ¡Qué vida! ¡Qué mundo tan diferente! Y pienso en los lugares en donde nosotros vivimos, donde dormimos, pienso en nuestras mesas, los baños, los pisos, etc.
Qué gran diferencia, pero a la vez pienso, ¿Qué hemos hecho con esa bendición que Dios nos ha dado? Somos tan fríos con Dios en nuestros países y Él está mirando esa indiferencia, hay pueblos marginados de la felicidad, de la bendición que nosotros tenemos, digo a Dios: “Señor no sé cómo puedes hacerlo, pero permíteme hacer algo más por ti en este lugar”.
Es necesario que nuestros pueblos abran sus ojos y miren lo que tienen, miren sus vidas y alaben a Dios y, a la vez, oren por los que sufren, aquellos que tienen que vivir en tanta pobreza, niños y jóvenes que ni siquiera pueden pensar en ir a la escuela, ya que tienen que estar en las calles buscando algo para pasar un día más en esta vida que a ellos les ha tocado vivir.
Tenga Dios misericordia y a través del evangelio pueda traer a África esperanza, que es lo que ellos ya no conocen.
Gracias a Dios seguimos adelante en medio de muchas dificultades. Algunas veces creo que la forma de vida, el calor, y como las cosas cuestan mucho acá, todo este tipo de presión nos afecta en la forma de pensar, ya que de pronto hablamos con el hno. Gabriel y nos encontramos arreglando todo, haciendo planes y discutiendo sobre lo que va a suceder o no, cuando la verdad es que iglesia tiene dueño y Él no nos ha enviado a tomar decisiones por El, creo que nos preocupamos demasiado. Hoy al comenzar la jornada pedimos palabra a Dios y Él nos dio en Tito cap. 2, en donde nos da solo la orden de predicar su palabra, la sana doctrina, a instruir a tiempo y eso es lo que hemos tratado de hacer, ya terminando la tarde y haciendo un recuento puedo decir que hemos hablado con muchas personas y les hemos entregado la palabra de Dios. Hace mucho calor, así que busqué una peluquería y pedí que me cortaran el pelo bien corto. Mientras hacía esto, el hno. Gabriel empezó a predicar en ese lugar a las demás personas y cuando paró de hacerlo las personas comenzaron a hacer preguntas, que gran necesidad que hay del alimento espiritual.
Tenemos una nueva experiencia ya con nosotros, creo que si Dios permite que siga trabajando acá o no, eso no depende de mí, pero lo que he vivido en este lugar nunca lo voy a olvidar. Siempre tendré en mi mente el recuerdo de esas mujeres cargando con sus pequeños bebés en la espalda y con pesadas cosas en su cabeza y a otras embarazadas y trabajando en las calles tratando de vender caña de azúcar, mandioca, frutas, etc. mujeres de trabajo y gran sacrificio y también a hombres humildes tratando de olvidar las marcas que ha dejado la guerra que transcurrió entre 1972 hasta el 2002, iniciada con la lucha por la independencia o liberación nacional y posteriormente con la guerra civil, 30 años que marcaron la mente de las personas y el desarrollo en general. También es el país con más mutilados en todo el mundo.
Angola vive una situación difícil, ellos a pesar de tener muchos recursos, no están preparados en su totalidad para administrar esos bienes. Es por eso que vemos un contraste muy grande entre los que reciben los beneficios de los productos que hay en Angola, como el petróleo, diamantes, etc., en comparación con otros que no tienen nada.
Creo firmemente que la respuesta para este pueblo es Dios, ya que Él es el único que puede sensibilizar el corazón del hombre, sacar el odio, destruir los traumas del pasado y quitar el egoísmo. Es necesario hacer algo más por el desposeído, por el analfabeto, por los miles de niños que salen a temprana edad a trabajar a las calles sin tener la posibilidad de estudiar.
Dios ponga en cada uno de nosotros un clamor un ruego, para que así como Él ha hecho en nuestros países en América trayendo paz y bendición, haga también en este lugar. Sabemos que todo eso fue el producto de hombres y mujeres que acatando el mandato de Dios, oraron por sus gobernantes, por sus países en conflicto, por la pobreza, por la educación de sus hijos y esa es la respuesta que debemos pedir a Dios también que El bendiga, restaure y dé esperanza a esta nación en África Austral.
Meditando en esto quisiera añadir una reacción que he tenido en relación a mi niñez y juventud estando en este lugar. Pienso que cuando Dios me dé la oportunidad de visitar Chile otra vez, buscaré a mis padres una vez más para darles las gracias por haber sido fieles a Dios y brindarme a mí esta enseñanza tan grande del evangelio, si no hubiese sido por el Señor, ¿En dónde estaría? ¿Qué sería de nosotros si Dios no hubiese salido a nuestro encuentro? Hoy somos lo que somos producto de este legado de bendición, hay jóvenes que se han educado, que hoy son personas integradas en nuestra sociedad, con grandes metas y que nunca han vivido en necesidad, permita Dios que todos los que hemos recibido esta bendición, nunca nos olvidemos de donde hemos salido, para valorar la entrega de aquellos primeros hombres que atendiendo al llamado de Dios, trajeron bendición sin precedentes a nosotros, las segundas o terceras generaciones de cristianos y ser más agradecidos hacia ellos y claro está, hacia nuestro buen Dios.
Yo pienso que aquí en las calles de Angola no soy solo yo la persona que va predicando el mensaje de salvación, sino que acá también van mis padres, va mi pastor José Gómez, Mi Superintendente Eduardo Valencia, mi pastor Reinaldo Saavedra que fueron mis pastores y muchos otros enseñadores, predicadores de púlpito del local de Germania o Nueva San Martín, etc., que en alguna manera me enseñaron guiados por el Espíritu Santo. Hago un alto en este lugar, en este momento, para dar gracias a Dios por esto y pedir a Dios que haga mucho más sensible a nuestra iglesia Evangélica Pentecostal, para conocer esta clase de experiencia, preocuparnos de los pueblos no alcanzados. Todos nosotros somos luz en este mundo, pero cuando hay muchas luces juntas ya casi no se nota si una se apaga o no, pero aquí en África todo está oscuro y, en estos días, dos pequeñas luces van moviéndose por la ciudad, y doy gracias a Dios por la respuesta de estas personas a lo que nosotros traemos, ya que ellos se han dado cuenta de que no estamos solos, hay manos extendidas pidiendo la bendición, un tratado, una visita, rostros tristes, caras marcadas, negritos que se mueven por las calles polvorientas día a día para tratar de sobrevivir, mientras otros van en autos último modelo, tratando de avanzar entre caminos con aguas servidas. Qué diferencia de vida, de higiene, de salud, de crecimiento para aquellos bebes que viven todo el día con altas temperaturas en la espalda de mamá.
Alguien preguntó, ¿Qué va a pasar con aquellos que nunca oyeron el mensaje de salvación? ¿Irán al cielo o al infierno? Pero creo que antes de que busquemos con interés la respuesta es mejor hacernos nosotros la pregunta ¿Qué pasará con aquellos que teniendo el conocimiento del evangelio y no lo predican a los que nunca han oído de Dios? ¿Se irán al cielo?
¡Dios destruye todo egoísmo, materialismo, vanidad de nuestras vidas! Y danos el ferviente anhelo de vivir para Ti, no acomodándonos al sistema babilónico de estos últimos tiempos, sino poniendo la mira en las cosas que están del sol más allá.
Nuestro trabajo en Lobito y Benguela, no fue del todo como esperaba, pero estoy muy contento, ya que Dios nos permitió conocer a un joven a quien Dios usó para darnos la comida diariamente estando en ese lugar y a medida que nos conocíamos un poco más, el amor de Dios comenzó a llenar su corazón, un día se manifestó Dios a su vida y comenzó a llorar sintiendo la presencia del Señor.
Al regresar de Lobito, el viaje fue un poquito difícil, a pesar que nos trajeron en un buen vehículo, pero se alargó bastante el viaje, los caminos son muy peligrosos y más cuando se oscurece. Salimos aproximadamente a las 2:00 PM y tuvimos que esperar como dos horas al grupo que iba con nosotros, aproximadamente a las 4:00 PM comenzamos el viaje a mucha velocidad, y como a las 8:30 PM sin ver claramente la carretera, se encendió la luz avisando que quedaba poca gasolina, el chofer dijo: “creo que no vamos a alcanzar a llegar al lugar de abastecimiento, ya que faltan como 30 kilómetros”, el hermano Gabriel, por su parte agregó: “justo vamos a quedar aquí, estos son lugares de mucho peligro, ya que aquí está la zona en donde hacen safaris, así que hay leones y otros animales” -y añadió- “espero que no nos quedemos aquí toda la noche”. Bueno, comencé a hacer mi suplica silenciosa y pedí a Dios que pudiésemos llegar y que no nos quedaremos en ese desierto, menos de noche. Gracias a Dios que El oyó este ruego y pudimos llegar al lugar de abastecimiento.
Llegamos a Benfica aproximadamente a las 10:30 PM y ya era tarde para salir a buscar algún lugar en donde quedarnos, como teníamos la llave de un vehículo que le habían prestado al hermano Gabriel, le dije que no molestara a nadie a esa hora, así que nos quedamos a dormir en ese auto.
Salimos para Viana en la mañana, para tomar desayuno y bañarnos en casa de la hna. Tina, gracias a Dios se compadeció de nosotros y nos invitó a quedarnos, mandó a comprar una cama y preparó un dormitorio en ese lugar.
Al día siguiente, salimos a evangelizar y fuimos al otro lado de la avenida en donde tiene el negocio la hna. Tina, por allí pasa un tren que va a Luanda, fuimos por unas calles llenas de basura, en donde hay una población, “11 de Septiembre”, conocimos a Edson un niño de 10 años quien recibió muy contento el tratado y se fue a su casa, llamó a su mamá para hablar con nosotros, él me dijo que cuando grande quería ser como yo, un misionero, esto me hizo llorar, un pequeño niño con tanto entusiasmo invitando a su familia al Señor, y leyéndoles el tratado, todos preguntan ¿Dónde está la iglesia?. Los tratados se nos acabaron muy rápido, ya que muchas personas se acercaban a pedir.
Dios en su amor nos trajo a Angola, mi ánimo de pronto no está muy bueno, hay mucha presión en relación a la salud y también extraño a mi esposa, hijos y familia en general, como también a mi iglesia, pero agradezco a Dios que Él nos ha permitido llegar con palabras de vida a aquellos lugares en donde hay necesidad, pido a todos sus oraciones por nuestro hermano Osiris en Lobito, por Edson en Viana, por Tineves y su familia, la hna. Tina, Vasco y su esposa en Benfica y por nuestro hermano Gabriel y su familia.
Si Dios permite este próximo domingo entraremos a una tribu, para realizar un servicio en ese lugar.
Gracias a todos los hermanos que están preocupados por nosotros, he recibido llamados de mis hermanos en Winston Salem, desde Bolivia también y de la iglesia de Recoleta y la Cisterna, Dios les pague con ricas bendiciones y no se olviden de ser agradecidos por las grandes bendiciones que Dios ha dado a nuestras familias e iglesia.
Hoy en la calle, un hombre le decía al hermano Gabriel: “Yo quiero hacerles una pregunta, pero quiero que el blanco -por mí- me responda”, “¿Por qué somos negros?” “¿Nos quiere Dios a nosotros?” Estas preguntas me hicieron pensar que, así como ese hombre, hay muchos más que se sienten olvidados de Dios.
Hay muchas experiencias que contar y cosas que hemos vivido acá, Dios nos siga dando de su gracia para ser valientes y aprovechar muy bien el tiempo que nos da para estar en este lugar, anunciando este glorioso evangelio.
Porque a palavra da cruz é locura para os que perecem; mas para nós, que somos salvos, é poder de Deus I Corintios 1:18
Gracias a Dios estamos bien, ‘falando’ más portugués cada día, haciendo lo que es nuestro deber, ayer fuimos a entregar la palabra de Dios en el tren desde Viana a Luanda.
Tomamos el tren y comenzamos a entregar la palabra del Señor, los tratados se nos fueron en tan solo tres vagones, mucha gente usa este medio de locomoción. Después de esto, comenzamos a caminar por calles con aguas detenidas, mucha pobreza y llevando mi cámara oculta traté de sacar algunas fotos y grabar algún video.
Después caminamos cerca de 4 horas hasta llegar al centro de la ciudad en Luanda. Esperamos a un hermano que nos fuera a buscar, nos recogió a las 6:00 PM y llegamos a Viana a las 8:45 PM, gracias a Dios que nos llevó a un restaurante para comer, ya que no habíamos comido en todo el día.
En Angola hay personas que viven en lugares en los cuales Ud. nunca pondría sus puercos, en estos lugares es donde nos hacemos preguntas, en relación a la gran necesidad que hay acá. Preguntas: ¿Cuánto hemos sufrido por el evangelio? ¿Cuánto nos ha costado el recibir todo lo que tenemos, incluyendo lo espiritual y lo material? ¿Cuánto hemos perdido por Cristo? 2 Ti 3:12 Ayúdenos el Señor a ser más diligentes en nuestro trabajo.
En el campo misionero, hay pobreza, no hay lo que uno quisiera comer, sino que lo Ud. menos se imagina, no hay comodidades, casa, auto, etc. Si come es solo porque Dios hizo un milagro, si vive es porque Dios lo protegió, si no se enfermó es solo porque Él está allí, cerca, tan cerca dentro de su sistema inmune. En este lugar uno no tiene nada, pero Él es fiel, ya que cuando uno llega a este extremo, se manifiesta su amor y aprendemos a depender solo de El a cada instante.
Nosotros tenemos una gran guerra entre las comodidades, el yo, la pompa del mundo, las posesiones; y lamentablemente… ¡estamos perdiendo! Jeremías 6:16
Ha sido una experiencia maravillosa el haber estado en Angola. Sé que hay mucha necesidad y que es muy difícil estar en este lugar sin tener una presión psicológica, que no dejo de pensar que solo son espíritus territoriales, que no desean que hablemos del inmenso amor de Dios.
Estas personas aceptan el evangelio de una manera tan impactante, les hablamos del amor de Dios y les explicamos el plan de salvación y al finalizar ellos dicen: ¿Puede orar por mí?, ¿Puedo aceptar a Jesús ahora? ¿Qué debo hacer ahora? etc.
Para ellos la oferta es ahora y no hay que esperar, el mensaje de esperanza no es muy común por estos lugares, por lo tanto estas personas con tanta hambre de Dios nos siguen y nos preguntan una y otra vez, ¿Dónde está la iglesia?
El día 8 de junio llegó el hermano Guillermo Varas a Angola, él es de la iglesia de Maipú y se encontraba realizando un viaje de negocios, también pude compartir con él y además pedirle que nos siguiera ayudando mientras estaba en ese lugar junto al hermano Gabriel, a predicar la palabra del Señor.
El día 9 de junio, me llevó al aeropuerto el hermano Vasco Dos Santos y el hermano Gabriel Dos Santos, tomé un avión a Johannesburgo, SouthAfrica, después a Londres, Inglaterra después a Washington DC y después a Charlotte, NC. Estados Unidos. Allí me estaba esperando mi esposa y mis hijos.
¡Alabo al Señor por permitirme realizar tan hermosa misión!
En resumen, Dios nos ayude, no sabemos cómo hacerlo, ya que los terrenos están muy caros, pero Él ya sabe que estamos dispuestos, a pesar de enfermedades, pobrezas y dificultades; estamos dispuestos, hay tanta hambre de Dios y nosotros tenemos pan para ellos, tanta sed y somos portadores del agua viva.
Termino esta misión impactado, por tanta pobreza, y tanta riqueza.
Oración
Señor, permita que los que le recibieron, sigan recordando las palabras de amor con que Ud. les habló, que los enfermos que fueron sanados, vivan agradecidos hacia Ud., que los que nos vieron, les quede el recuerde que fue Ud. y no nosotros quien caminó entre ellos. Despierte a mi iglesia a la sensibilidad en medio de este mundo frío. Y quite la amnesia de aquellos que se olvidaron de donde Ud. les sacó.
Bendiga a Angola, bendiga África y ayúdenos a ser más útiles en su Santa obra.
Amén.
Pastor David F Fuentes
Carolina del Norte – Estados Unidos