El siguientes es el informe de la Primera Misión de Predicación del Evangelio a la Amada República de Haití (05 – 19 mayo de 2013) de la hermana Elizabeth Quintrileo.
“Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme, porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!”. 1ª a los Corintios 9: 16
Siendo las 11:30 de la mañana del día sábado 04 de mayo del año 2013, en el Nombre Santo de Nuestro Señor Jesucristo, un grupo de hermanos y hermanas de nuestra iglesia en Chile y el extranjero con el consentimiento y la bendición de nuestro Superintendente, pastor Presbítero Eduardo Valencia Martínez, nos disponemos a emprender vuelo a la amada Republica de Haití, con el único y gran propósito de llevar las buenas nuevas de salvación a dicha nación.
La Republica de Haití, conocida como “La Perla del Caribe” y cuya capital es Puerto Príncipe, se sitúa en la zona oeste de la isla de “La Española”, que comparte con la República Dominicana (que ocupa la parte oriental y más extensa de la isla), entre el mar Caribe y el Atlántico Norte.
Haití es el país más pobre de América y uno de los más pobres del mundo, su necesidad no sólo se limita a necesidades económicas, salud, vivienda y alimentación, sino que también existe hambre y sed de Dios, es decir, necesidad de recibir la Palabra de Dios y el Bautismo de Espíritu Santo.
El día 05 de mayo a las 14 horas, con la ayuda del Señor, llegamos a la capital del país, en el aeropuerto nos esperaba el jefe de esta comisión, nuestro Amado Pastor David Fuentes de la Iglesia en Winston Salem – EE.UU, junto a Nuestro Hermano Ciclista David Garcés de la Iglesia de Villa Lugano – Argentina y miembro de las Fuerzas Armadas de las Naciones Unidades en Haití. Inmediatamente, desde Puerto Príncipe nos trasladamos a la ciudad de Aquén, situada a tres horas, en vehículo, de la capital. En la ciudad de Aquén nos esperaban voluntarias del programa ‘América Solidaria’ quienes coordinarían el trabajo a realizar en los Centros de la Pequeña Infancia, instituciones escolares que trabajan en cooperación con el Gobierno de Chile.
Debido a la situación de extrema pobreza que sufre esta nación y con el objeto de brindar ayuda humanitaria y asistencia médica, esta misión contó con hermanos profesionales del área de la salud, quienes dispusieron el conocimiento otorgado por nuestro Dios al servicio y obra de nuestro Señor Jesucristo, dando de gracia lo que por gracia hemos recibido.
Las actividades comenzaron el lunes 06 de mayo con oración a las siete de la mañana, para más tarde dirigirnos a los Centros de la Pequeña Infancia, lugar donde comenzaríamos nuestra labor médico evangelista.
Fue así que, cada mañana, luego de la oración con devocional, en dichos centros se llevaron a cabo operativos médicos, dentales y entrega de lentes de lectura. En cada una de estos operativos se entregaban tratados en Creol, idioma hablado en Haití y se predicada la palabra del Señor. La mayoría de los misioneros no hablaba el idioma Haitiano, no obstante, esto no fue impedimento para llegar con la palabra del Señor, ya que, un saludo (Bonjour, Bonswa, ¿Kouman ou ye?) o un abrazo con el amor y la presencia del Señor en nuestras vidas puede convertir y levantar un alma necesitada, ya que, el amor de Dios que excede a todo conocimiento es el que cautiva al triste y al afligido. Mediante esto pudimos ver la Gloria de Dios, ya que, a pesar de no hablar el mismo idioma terrenal, sí hablamos el mismo idioma espiritual. De este modo, pudimos transmitir, interpretar y hacer a los haitianos oír aquella voz, única, capaz de llegar al corazón, aquella dulce voz de amor que desde el árbol de la cruz invita al pecador, diciendo:
“Venid a mí todos los que estáis cargados y trabajados que yo os haré descansar”: “Vin jwenn mwen nou tout ki santi nou bouke e chaje ak problèm, map ban nou repo”. Matye 11:28.
Alabado sea su Santo Nombre, porque el Amor de Dios, es el único idioma universal: “si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena y címbalo que retiñe”. (1ª a los corintios 13).
La dura vida que viven los haitianos hace que los niños busquen afecto, cariño, amor, y damos gracias a Dios por habernos dado la hermosa oportunidad de compartir con los niños haitianos y darles lo que el Señor depositó en nuestros corazones, su bendito y gran amor.
Al trabajo en los centros de la pequeña infancia se sumó la predicación al aire libre cada tarde, la cual consistía en hacer entrega de tratados saludando y diciendo “ Bondye beni ou”, Dios te bendiga. Al no poder comunicarnos completamente en Creol, cantábamos alabanzas al Señor y decíamos a los haitianos “nou pral chante pu Bondye e pu ou” (cantaremos a Dios y también para ti). En las alabanzas, nuevamente, nuestro Dios se glorificaba, ya que, el resto de las personas al oírnos cantar se acercaban y también glorificaban a Dios. Esto nos demostró el gran poder de las alabanzas y que cada una de las notas que las componen, inspiradas por el Espíritu Santo, son de consuelo al alma necesitada. Durante estas predicaciones al aire libre el Señor nos concedió, por tanto, cantar alabanzas, anunciar su palabra, ungir enfermos y orar por la Republica de Haití, reprendiendo con la Sangre Poderosa de Nuestro Señor Jesucristo todo espíritu de miseria y de maldición que por tanto tiempo ha atormentado a esta nación. Las alabanzas que nuestro Dios puso en nuestros labios y nuestros corazones fueron principalmente “Alcancé Salvación, Caminando voy para Canaán, Que Dios te bendiga, El Espíritu de Dios está en este lugar y ¿no te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?”.
El día Jueves 08 de mayo, nuestro Pastor David Fuentes realizó la primera predicación con interprete Creol – Español en la plaza de Aquén, nuestro Amado Dios envió un jovencito bilingüe Creol/Español quien con mucha alegría estuvo dispuesto a servir al Señor. Esta predicación fue presenciada por un número aproximado de 70 personas, para la Gloria del Señor, la cual concluyó con la bendición de nuestro Dios para todos los presentes. Luego de la predicación una jovencita se acerca pidiendo a nuestro Pastor que visitásemos a su Madre enferma. Nos dispusimos, pues, inmediatamente a visitar ese hogar, siendo éste el primer hogar que abre sus puertas para recibir la bendición de Dios. Alabado sea nuestro Dios, ya que, su nombre fue grandemente glorificado en este hogar, operando sanidad. El testimonio entregado por nuestra hermana que se encontraba enferma nos confirma la obra de Dios: “Desde que ustedes vinieron a mi hogar tengo una viva necesidad de buscar a Dios”.
Luego del trabajo en Aquén, nuestro Dios nos ordena ir al Norte del País, el martes 13 de madrugada el pastor Fuentes junto al hermano Garcés, salen rumbo a Santo Domingo, República Dominicana en una misión de reconocimiento, para volver a juntarnos en Puerto Príncipe el jueves 16 y juntos salir a la ciudad de Gonaives, situada a cuatro horas de la capital. Nos esperaba nuestro hermano David Pino de la iglesia en Iquique y miembro de la fuerza aérea de Chile, comisionado en Haití. En esta ciudad, nuevamente, nuestro Dios ya tenía todo preparado para guiarnos a un alma necesitada. No teniendo lugar donde pasar la noche en Puerto Príncipe, nuestro Dios envía a sus ángeles, y gracias a los instrumentos que él utilizó llegamos a un Hotel. El precio de éste era muy elevado, y nuestro presupuesto no alcanzaba a cubrir el hospedaje, no obstante, Dios ya tenía todo preparado. Nuestro Amado Pastor, junto al Hermano David Garcés, en el Nombre del Señor se dirigen a la recepción del hotel, Gloria a Dios, allí se encontraba un alma necesitada. La recepcionista del hotel esperaba por mucho tiempo la visita de nuestro Dios, fue así que luego de hablar con ella y entonar algunas alabanzas descendió la bendición de Dios, Gloria a Dios, el corazón de Guetty, la recepcionista del hotel se unió en un espíritu con el nuestro y Guetty no desea separarse de nosotros. Alabado sea nuestro Dios.
Luego de pasar la noche en Puerto Príncipe nos dirigimos a la ciudad de Gonaives, donde nuevamente se procedió a alabar el nombre de nuestro Dios, compartir con los niños de aquel lugar, un lugar de extrema necesidad, allí también compartimos de lo que Dios nos ha dotado y escaseando los medicamentos, la doctora y enfermera junto al pastor, tenían que ungir a todos los que esperaban atención médica, tuvimos que salir dejando a muchos quizás sin poder atender.
Finalmente, regresamos a la capital, donde hicimos la última entrega de tratados y cantamos alabanzas en la ciudad, nuevamente, algunos haitianos se detienen no sólo a escuchar las alabanzas, sino también unen sus extraordinarias voces a nuestro cántico. Gracias a Dios por todo lo concedido. Finalmente, el día 19 de mayo nos disponemos a abordar el vuelo de regreso, no obstante, ahora el grupo misionero ha aumentado, ya que, al aeropuerto llega a despedirnos la profesora de Francés de los Centros de la Pequeña Infancia junto a su hermano, además Guetty también se une junto a su hermana en esta despedida, que alegría, en tan sólo dos semanas, ya los lazos de amistad y hermandad se unen en amor que es el vínculo perfecto. También se encuentra despidiéndonos un Pastor que conocimos en Puerto Príncipe, misionero perteneciente a una Iglesia Evangélica de El Congo, junto a nuestro hermano David Pino y David Garcés. Con la presencia de todos estos hermanos, se ruega la bendición en el aeropuerto, unidas nuestras manos, confiando que nuestro Dios dará el crecimiento a la semilla plantada a su debido tiempo.
Por último, queremos agradecer a toda la Iglesia desde nuestro Amado Superintendente hasta a aquel hermano que está dando sus primeros pasos en este evangelio glorioso, por todas sus oraciones y por todas sus ofrendas que hicieron posible esta misión, a los amados pastores que nos ayudaron, a la imprenta de nuestra iglesia por apoyarnos con tratados, a hermanos de Bolivia y Argentina y a los hermanos que trabajaron en la preparación de esta misión. Dios les recompensé a cada uno grandemente.
Bondye Beni Ou. Dios les bendiga y para nuestro Santo Dios, sea toda Honra, Gloria y Alabanza para siempre. Amén.
Grupo Misionero ‘Haití Para Cristo’.
Amén y Amén. ¡Aleluya!
Elizabeth Quintrileo
Iglesia en Coronel, Chile