Isaías 40:29-31
El da fuerzas al fatigado, y al que no tiene fuerzas, aumenta el vigor. Aun los mancebos se fatigan y se cansan, y los jóvenes tropiezan vacilan, pero los que esperan en el SEÑOR renovarán sus fuerzas; se remontarán alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán.
Es muy común encontrar tropiezos en el caminar del cristiano, y al experimentar diferentes pruebas algunos se cansan y se rinden fácilmente, pero otros persisten y pelean por lo que aman.
Hay diferentes formas de enfrentar los desafíos que tendrá el cristiano.
1. Con su conocimiento
2. Con sus fuerzas
3. Con la ayuda de Dios
¿De qué forma estás enfrentando a tus enemigos?
Dice el Señor: “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, dice Jehová de los ejércitos” Zacarías 4:6
Es necesaria la intervención divina, ni siquiera se atreva a razonar buscando salidas alternativas, es Dios y solo Él, el que nos puede levantar, responder, sanar, libertar.
Cuando la palabra de Dios habla de fatigado, muchas veces no es la prueba en sí misma, sino por los muchos intentos que nosotros (con nuestras fuerzas) hemos hecho.
Nadie puede pelear sin fuerzas y es allí en donde el adversario espera que te entregues, te rindas ante sus propósitos, pero también allí en esos momentos de angustia, aparece la oferta divina, el milagro de multiplicar las fuerzas al que no tiene ninguna.
Amado, no te rindas ante las circunstancias, ríndete ante el Señor tu Dios, “Él tiene algo mejor para ti”.
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