“La misión mundial de la Iglesia Cristiana es arraigada en la Encarnación y es parte del propósito redentor de Dios para con el mundo. Dios es un Dios misionero. La Biblia es un libro misionero. El evangelio es un mensaje misionero. La Iglesia es una institución misionera. Y cuando la Iglesia deja de ejercer una mentalidad misionera, ha negado su fe y ha traicionado su confianza.”
-J. Herbert Kane
No importa cuánto la iglesia crezca y se desarrolle o se organice, ni cuanto aprenda o reciba, lo más importante siempre será, “su razón de ser”, el propósito para lo cual esta fue creada y es de llevar las buenas nuevas al perdido. Su misión primordial no está dentro de ella, sino fuera de ella, y cuando las cosas materiales, los autos, casas, títulos, lujos y poder comiencen a ser su prioridad, será entonces cuando Dios la desechará y buscará otros hombres según Su corazón.
No perdamos la visión, no dejemos de seguir los propósitos de Dios, no nos hundamos preocupándonos mas de nosotros mismos que de la obra de Dios.
Servimos a un Dios misericordioso que nos ha levantado y enseñado para mostrar al mundo la única puerta de esperanza, Cristo el Señor.
La bendición material puede ser usada para el crecimiento de la obra de Dios y la extensión del evangelio, pero cuando se pierde esta visión, podría transformarse en el “Caballo de Troya” que abrirá las puestas al enemigo para su propia destrucción.
Pastor DF